Ahora crece la marea, saltan las olas del mal, crece la marea... no muero ahogado.

La bulla, alguna vez insoportable, cayó en el abismo del silencio, antes de intentar meter la lengua en las excusas, antes de tratar de quemar con su gritos;...todos han muerto.

Antes de iniciar cualquier duelo, tomó las armas y se las metió en la boca.

Cuando todo acabó, la sangre corría por el mundo, silenció la vida y entre las sonrisas que le debía al tiempo, se durmió.