Entre tanto tumulto, entre tanta felicidad, entre tanta sonrisa finjida, me encuentro, mirando el vacío, igual que siempre, pero con la cara de satisfecho que tallé este último tiempo, como una forma ingrata y aboslutamente hipócrita de decir "nada de esto me importa, pero me importa que a ustedes les importe, así que aparentaré sonrisas hasta que revienten mis ojos y la verdad estalle cual volcán sanguinario, inundando todos los sueños y todas las bondades" Se supone que no debería ser así, y estoy de acuerdo en que no debe ser así, sin embargo...sucede que no lo noto hasta que ya todo está conformándose, tan feliz, tan lleno de nuevas rutas.

Dejo el camino lleno de señales que no me pertenencen, pero que tienen mi rostro y mi boca y mi voz, y cuando me encuentran allí, fragmentado y sonriente, me abrazan y me dicen que esté aquí, que me comporte que aprenda que brille, que camine por esta ruta tan conocida y que me desahaga en ella, colpasado de felicidad y triunfos ardientes, rodeado de abrazos fraternos que se muestran tal cual se mostraron hace años: auténticos, primitivos, como un oscuro suspiro entre toda la luminicidad cínica de estos tiempos. 

Sin embargo yo no existo más; no quepo en este andar insensible del placer indiscriminado, simplemente no coincido, aunque mi mente construya civilizaciones enteras sobre ideas maravillosas, aunque mi corazón paplipe lleno de extasis al encontrarse con ese abrazo que me espera tatuado en el viento, aun así y con toda la pena que me corona, no pertenezco, no entro, no calzo.

Estoy atrapado en el edén, partiéndome la manos por disimular mi mueca fatal, paranóico de lo que soy, esquizofrénico por lo que debería ser. Sigo este andar enfermizo que me ha llevado a las cumbres más hositles, sigo en esta sintonía estúpida de compadecer por ser más, y no por no dejar de ser, por cumplir con lo que debería ser y terminar siendo todo lo opuesto a lo que soy, y encima de todo, patológicamente compasivo.

Ando con mi tristeza amarrada al pecho de mi soledad catastrófica e invisible, ando con esta sonrisa tímida caminando sobre las esperanzas, convenciéndome de que mi lugar es este y negando -sin saber la razón- que mi cuerpo se marchita cuando no se mueve, que mi alma entera se desangra en el intento inútil de domesticar mi corazón salvaje. Ando engañándome porque le temo a la vida, porque le temo a verme expuesto frente a ustedes fatales hermosísimxs.

Y seguimos aullando, abandonados por nostros mismos, sin saber qué viene ni qué fue, pero tan espectantes a "lo que pase". Pura incoherencia. Aullamos mirando el cielo mientras nuestra boca se queja por no distinguir la piedras de la estrellas.

Es necesaro que haga distinciones. Todo esto que describo si bien deviene muerte, si bien se muestra tentado por el beso oscuro de la tristeza, si bien se parece a lo que yo era y deje de ser; si bien todo esto es un retroceso, debo admitir, que en la escencia de mis sentimientos, allí en su matriz, me he transformado en pétalos sin sentido, volando todos -todos yo- en el ocaso de las falsas esperanzas. Pétalos negros arrancados por una mano amiga y puestos a la deriva del azar por mis propias manos que ya no saben lo que hacen, pero que rién igual como rio yo al verme tan derramado y a la vez tan entero. ¿Será que esto es la felicidad?¿Será que la libertad es un trago amargo que envenena el alma y te convierte en un monstruo sin lógica?
Qué le pasa al mundo que los pájaros negros ya no vienen a cantarme! ¿Qué le pasa a la existencia que los tragos amargos me parecen, por primera vez, demasiado amargos? Pienso de pronto y revalsado de escalofríos - ¿Será que siempre estuve loco y ahora me sané?- Pero luego, el eléctrico temblor de un escalofrío disidente me lleva de vuelta a mi planeta y escucho esa voz, mi voz, que me grita colérica pero armoniosa: "¡La locura feliz de los tragos amargos!/ el viento frío que te calienta el corazón/ el mundo hecho un cubo girando en uno de sus vértices, ¡ebrio! borracho de irracionalidad/ Los pájaros negros siguen cantándote.../ ¡Mira!/ Los has resignificado
Y todo sigue; tan efímero
como siempre y como nunca;
el ritmo de mi verbo encontró
su vaivén primitivo,
y el solitario tronco en donde vivo,
se transformó de pronto
en el techo obligado que hoy
me devora las ganas de tener ideas
Quiero hablar como ese que brinca
sobre las heridas universales y
que canta con la furia sublime y efímera [nunca muerta],
las fugacidades de la existencia,
Ese que va riendo
mientras la lluvia negra envenena
las carcajadas del mundo
Tengo el corazón ardiendo en espacios vacíos,
vibro con la lluvia invisible que cae de las bocas tímidas,
me empapan las ternuras y las penas,
entro y salgo de mi razón fracturada,
con este pedazo de vida que me empuja hacia la muerte.


Esta tarde la grandeza se hace pequeña
y junto a ella,
mi corazón golpeado por el ruido irreparable de la verdad
se hace pequeñito,
se hace suspiro silenciado
y me engaña, me toma de las manos
y me deja girando entre los ojos dulces que me miran
sin avisarme nada,
como si yo fuera eso que está detrás de lo que existe…


Aparezco de pronto y me planto aquí,
junto a todos ellos que hace algunos siglos
me parecían tan extraños..


¿Y dónde andas tú? ¿Arrasando la normalidad asesina con tu cuerpo lleno de terremotos y 

verdades sueltas?
¿Dónde andas? ¿…Masticando acaso el recuerdo tierno de nuestro pasado tan feliz, tan triste, tan triste-feliz..?
Llego aquí casi sin manos, con la punta de la lengua buscando una boca que no existe en esta tierra, abusando de los mundos nocturnos para encontrarme con la imagen de lo que, supongo, es la proyección de temores y odios, ambos juntos en una unidad que no puede ser más que el deseo. El deseo, si... deseo... no tengo idea qué es eso ni tampoco qué dimensiones abarca, pero cómo tira! tira tanto tanto que incluso los rencores más profundos se enternecen y me cantan al oído que olvide, que olvide y siga cantando... Me siento sobre el frío cemento, como cachorro ensangrentado a observar como se caen los planetas, y pienso tanto! Pienso en la lluvia que no ha venido a vernos y en las carcajadas subterráneas que nos dimos, tu yo ella él y tantos y tantas otras, en este tiempo maldito que no explica nada y lo consume todo. Y digo que estoy sin manos porque es la pura verdad, la acción se sustenta en lo que mi subjetividad permite y hoy las barreras están tan altas que incluso las fantasías se vuelven líquidas y entonces la vida misma se hace espejismo dulce y sin salida. Y ahí voy, ahí vamos todos, algunos sin saberlo aun pero qué importa, el cielo se abre cada mañana y bajo él los cachorros hambrientos buscamos la ciudad de los libres, la belleza y el caos investido de orden, para vivir, para ser, para morir, para lo que sea, pero libres y primitivos, libres y primitivos.
Ay amor,
por qué apareces así de pronto,
con la cara llena de culpas,
con la sonrisa sobreviviente de guerras,
y con tu ternura saliéndote por todo el cuerpo!

Por qué apareces así sin más,
justo ahora que se me cae el corazón a pedazos,
justo ahora que mi boca tiende a comerse las otras bocas,
justo ahora que el abismo es dulce
y tu cama la gloria más prohibida!

Te culpo y no te culpo,
quién podría entenderlo,
te culpo porque me escupiste en la cara
y no te culpo porque tu existencia es más que todo esto!

Sin embargo,
yo estoy aquí,
con el corazón marchito,
esperando que el tiempo traiga más tiempo,
o que el mundo desaparezca
o que yo me transforme en pajarito
y vuele eternamente y sin consciencia
sobre tu sonrisa melancólica que aun
lo destruye y lo reconstruye todo...

Me pregunto cómo!
y el universo me agarra a piedrazos,
así que incendio mis versos esquizofrénicos
y me entrego a la calidez de los atardeceres de invierno,
que ellos me endulcen,
que ellos me llamen loco!
Abarcaste demasiado, sin saberte ni tocarte, sin siquiera encontrarte en mi ruta sangrienta, llegaste indiferente y te transformé en amuleto de deseo, como si fueras algo que llegó para mi deleite y ansia de desafío. Que hipócrita soy; me desvisto en nombre de la locura; ¡me proclamo vidente de lo sin sombra! y de pronto me veo cosechando miserias maquilladas de pasado sin futuro.

Salgo al mundo con mi trofeo de arena, regalando carcajadas, tan infame, tan contento. Salgo sin zapatos a existir desde las piedras, desde las colillas; y desde ella que se ahoga en las cenizas dulces de nuestro nido metafísico. Salgo con la lengua pegada en la frente, a [tratar de] decir sin palabras que la lluvia nos sale por la boca y aun así la sequía nos acuchilla.

Pobre de mis fantasías congeladas en los años del libertinaje infantil, ¡pobre de mi que nado en un mar de piedras! ...Tan fácil que es mirarse desde el ocaso terrible de el sufrimiento sin culpas, desde la piel de la víctima ¡¡¡¡ay!!!!! pobre de mi desdichada existencia que aun no se entera que el agua es líquida. Antes no se veía tan lógico: la lengua pegada en la frente: "el clímax de la [falsa, terriblemente falsa] libertad".

Resulta que se me olvidó que la lengua no va en la frente; la saliva me inundó los ojos; el victimario se mira el espejo y se descubre víctima...Y la vida sigue, y ahí vamos oooootra vez.

Así que tú eres el ornitorrinco. Ilógica insuprimible porque la belleza se te sale por todos lados. Te veo pasar por las calles de mi castillo en ruinas, caminas indiferente y yo con mis otros ojos te reconstruyo y te hago amuleto. Debo dejarte ir entonces, dejarte y dejarme y no convertirte en objeto, no triturar mi voluntad en fantasías donde tu eres nido y yo pajarito sin alas.
Te ando buscando, te ando siguiendo, te ando besando los contornos de tu ira impredecible, y por más que te sigo y te persigo, tu lúgubre mirada se cambia de flor cada vez que me persigo la cola en mi afán sinsentido por enamorarme del mareo. Te busco golondrina de alas curvas, te busco en tus vuelos circulares, te busco en el pedacito de viento que dejan tus alas cada vez que revoloteas por aquí; te busco maldita de los besos negros sublimes encantadores iracundos, te busco para que me explotes en la boca y yo te tiña de risa y llanto; te busco para que desaparezcas mientras me persigo la cola, para que cuando yo despierte tu estés dormida, y para que me busques alguna vez y yo te encuentre contando pasos perdidos, silbándome la vida, besándome la nada.
No hay respuestas a todas las preguntas,
no hay suficiente saliva fresca 
para saciar la sed de todas las bocas,
debemos tragar y mirarnos las caras,
comprender que hay preguntas destinadas
a no tener respuesta,
comprender que la paz llega después del vacío
y que el vacío es una dimensión imaginaria,
llenarlo es ahorcarse con los pétalos de una flor recién nacida,
el mundo no tiene sentido,
la existencia no tiene sentido!
He ahí la gran respuesta: pensar desde la otredad de todo
lo existente, amar la belleza sublime
de los “perdí el control” “morí anoche, aplastado por una duda infantil”
“me soñé pájaro acuático” !El orden ridículo! La cadena en
un planeta sin esclavistas, el oxígeno bailando en una burbuja de nada,
!El hambre de los cadáveres sepultados hace miles de años! 
Toda esa esquizofrenia inofensiva, todo ese canto que aun no es considerado canto…
Caminar en el anti-camino, existir en la no existencia, pero sonreír,
por donde sea, sonreír 
Sin darme cuenta me encuentro con espejos, algunas eras más jóvenes, en otros cuerpos más hermosos, pero espejos al fin y al cabo, mi boca y su boca son parte de una misma palabra, vamos caminando patas para arriba, con ese nerviosismo tan típico nuestro. La fatalidad se levanta la falda y nos deja respirar allí abajo, de pronto la oscuridad tiene compañera, la luna interrumpe su marcha para subirse sobre nuestros hombros y el día sigue, así como si nada, el día sigue, los espejos siguen reflejándonos, nadie está solo
Se me van las ideas a estas horas, se me van las ideas infertiles del día, esos pedazos de nada que nacieron de algún rato perdido en paranoias oscuras. Me dicen que me calle que me limite a ser lo que el tiempo dicte, me dicen que me calle y que me rija según los parámetros de los seres cívicos. Toda esa parafernalia me llega de pronto, así no más, sin ningún aviso, gratis, abusando de mi capacidad patológica de acoger y devorar. Caminar, no mirar, caminar con la boca cerrada, caminar sin hogar simbólico, sin lengua madre, sin ojos, caminar por caminar, caminar por mandato. La norma, la vida, el destino, el bien, lo bello, el bien, bla bla. Se me van las ideas a estas horas, ideas infértiles dije hace un rato, yo y mi yo fracturado, digo incoherencias disfrazadas de razón. Parece que el tiempo cobra sentido cuando uno tiene la boca llena de dudas y las ganas totalmente estimuladas por el vacío que nadie ve, vacío hermoso por cierto, vacío sin la connotación fatalista, ese vacío lleno de fugas, lleno de trances, las ideas no se van, las ideas pendulan sobre mis ganas de quedarme desnudo frente a los besos muertos que me ofrece el enemigo. Sigo divagando, no hay caso con estas horas, todo se retuerce en el más tierno de los misterios. No tengo respuestas, se me perdió el mapa, que risa, que risa
Yo tengo ese no sé qué, ese talento disfrazado de defecto, esa antenita que me muestra cómo estás y dónde estás, porque tú sueles estar aquí solo en cuerpo, el resto quién sabe en dónde se mete. Y te digo que yo tengo ese defecto con forma de don porque cada vez que te pillo me caigo al precipicio gigante de no saber como seguirte. Debo estar condenado a mirarte desde mi cueva mientras tú saludas a los astros allá lejos, donde eres una gota más, cayendo lentamente en la boca de algún bebé que suspira al verte pasar.
Es tan extraño esto de extrañarte de repente, de la nada, en el peor de los momentos. Lo más curioso es que esos momentos no se muestran hasta que tu apareces, yo te extraño de la nada y cuando te extraño mis fortalezas se desvanecen, todo mi yo vibra para buscarte y tu allá quizás en qué planeta, con el cigarrillo en la boca y la mirada perdida en algún gato negro. Ir a buscarte sería la solución más obvia, pero el perderme y el perderte antes de encontrarte, no sé, me dan esa locura de la que soy adicto. Me vuelve tan loco, me destruye y reconstruye, quiero decir… buscarte por estas rutas incoherentes lejos de aislarme de ti, me acercan a tu idea, a tu esencia invisible que no me deja nunca en paz. Debe ser por eso que tus besos y tus manos siguen estando en otro plano, en el espacio de las batallas perdidas, allí donde llego yo al final de cada día y estás tu contigo y conmigo esperándome a mi y a mis besos sin remedio
Hoy tengo las ganas confundidas,
tengo esa prohibida motivación
por lo profano, por lo crudo,
ni siquiera los ruidos del pasado
me atormentan,
tengo la lengua al revés,
me represento y me creo
en la espalda del mundo,
como si mi vida entera fuese
un acto dramático sin conflicto,
un paisaje en sepia que
de pronto se mancha de tinta roja!
Los días son más que solo días,
son cunas perennes, 
eternos nidos de palabras que 
caen raudos al abismo hermoso
de la incertidumbre