(Para un bebé / para ese bebé)

Por qué esta pena profunda donde abunda la necesidad? (Beethoven)

Qué hacer con la vida? Qué hacer con esta era que grita auxilio?
A estas alturas del juicio, la calma se ha convertido en un cliché, todas las imperfecciones parecen ser la cura al corazón de piedra, a la mierda humana y sus ambiciones.


Nosotros que estamos aquí
podemos ver
como la mente construye explosiones,
nosotros sabemos como hacer que el caos sea la excusa perfecta para caer;
desde aquí,
en una noche como esta,
donde la impotencia y el miedo hacen de las suyas,
la vida se hace eterna
en un vientre temeroso.

Quiero subir al cielo
y dejarme caer sobre los techos agujereados,
quiero ser la lágrima de la mujer más triste de este mundo,
quiero ser la espalda del hombre más cansado de la historia,
estoy aquí!
tan vivo que me asusta el hecho de aceptarme afortunado.


Dónde está el cerebro y el alma universal?

Ven y siéntate conmigo
tú que no sabes siquiera como nacer,
OH! ángel errático,
quizás seas tú la cura,
quizás tengas inscrito en el alma
el origen del amor.

Ha de arder tu alma en nuestras mentes,
eres el fuego original,
eres quizás cuantos dioses,
sin querer vienes a pisar la tierra de los racionales,
el lugar más ameno para la guerra,
tú y tu semblante azul!


Y yo que alguna vez me he declarado rey de la tristeza
te regalo el beso más tremendo de mi vida,
desnudo mi alma frente a ti,
y le pido perdón a la vida por negarla tantas veces,
en tu nombre viajero celestial,
aquí estamos nosotros invocándote a la vida
para que nos mires,
para que nos enseñes la sonrisa,
para que te pares en este mundo como un rey,
y nos bañes con tu sangre eterna 
de belleza inefable,
de esperanza y realidad verdadera.





Frente a lo horroroso que parecen ser estos tiempos, las razones que buscan afirmar los sentidos de vida, muerte y lo que cada uno quiera, no sirven. La masa camina a paso firme y frente a ella, los que decidimos ahorcarnos frente a los tabues, quedamos como vagabundos del tiempo. Los mismos que nos autoproclamamos reyes de la utopía, estamos de cabeza esperando alguna explosión cósmica, que sin figurar ni metaforar nada, actue como milagro a las amarguras del presente. La gente sufre, claro está. El punto es que los culpables no existen.-¿Cómo que no?- Me diría a mi mismo, un día como hoy, pero que no sea hoy. Y en efecto, pienso, dentro del caos que tanto adoro, que la fatalidad y la muerte son armas que están clavadas en nuestros ojos. Por lo que, cualquier agente negativo sería únicamente lo que dejamos vivir y destruir en paz. La paradoja es evidente (quizás). Y lo digo por la simple razón de que la realidad nos grita "culpables" y yo (por no culpabilizar a nadie), me siento a escribir que todo es una falacia, una fantasía útil en una realidad inútil.