(Queen of the rodeo. AIC)

Ahora la cuerda no está atada al cuello,
la libertad se posa sobre mi vientre
y deja su polen
Clavándome
Justo 
en la miseria que me queda.

Ahora tengo las venas negras,
un huracán en el pecho,
me pongo desnudo antes ustedes
y me declaro
el nauseabundo más inútil de la galaxia
el claustrofóbico mental,
el burro más idiota
y el más exagerado.

El tiempo ha dejado de existir,
ha llegado desangrándose lentamente
hacia nuestras bocas.

Yo sigo caminando con el cuerpo lleno de espinas,
entre la multitud que me denomina
y me inscribe a su gusto.


Esta noche caeremos juntos todos,
la despedida es inminente,
no quiero ver caras,
somos todos reactores a
la muerte
al peso de ella
al sexo
a la miseria
al amor
a las manos ensangrentadas,
a la vida misma negándose naturalmente.


El camino está allí,
todo meado por los buitres
y recorrido por los futuros muertos.

Le pongo precio a mi cabeza,
el que quiera la  poderosa muerte,
tengo un volcán, 
una explosión en la boca,
tengo sangre en los dedos,
y mi propia muerte bajo mi pluma.













No hay más días, las cosas y los artefactos son cosa de tiempo y aquel se ha quemado junto a las cenizas en mi boca y en tus pies.

Los espacios en blanco lo explican todo, ahí donde confluye el silencio y la rabia, la tristeza y la risa sin mesura.
He logrado llegar sin heridas superficiales,
he logrado sentarme aquí, frente a lo eterno que es el dolor,
el tiempo hoy es lo último que quiere existir,
fuerza mental,
pura labia sin sentido.

Estar en este lugar
es la condena más terrible que pueda existir,
aquí todos caminan sobre sus pies,
aquí la sangre está a la venta
y todos se sientan a esperar
que el río baje con una flor violeta,
y que las espinas no hieran
y que la maldita rabia
sea un arma melancólica para escribir poesía.
Hijos de puta.
Me declaro perdido,
a la luz de la luna
soy el dolor inventado,
el paréntisis entre el miedo y la esperanza.

Los gritos están aquí,
soy la parte más ínfima
del centro del caos,
y vuelo entre los muertos,
recordando
las tantas cosas que solíamos hacer,
y me veo aquí y ahora,
siendo lentamente la última gota del vaso,
gritando apenas
y la guerra sigue.

Dónde está la lágrima
que me devuelva la esperanza
de morir
en un espacio sin límites
y sin sangre perdida?

Dónde están hermanos?!
aun ocultos bajo la sábana?
por qué me dejaron salir
a esta catástrofe?
Me declaro perdido,
a la luz de la luna
y las lágrimas negras
de mis ojos.
Y lo que cualquiera diría, pensaría o reiría, de seguro en cualquier circunstancia más o menos parecida a esta, sería la misma webada de siempre:ja,ja, ja.
Ella no dice nada, y es la única.

Ahora está ausente para ustedes
rebeldes con causa,
y para mi que no soy nadie
ella se mueve silenciosa,
furiosa
entre mis manos y las suyas.

En la soledad de este andrajo andante
está la última tentación,
el espacio final entre el que yo soy
y que han hecho de mí,
nada de tonto,
totalmente curioso,
mediocre y terco.
(Risas)

Y entonces; qué hacemos?
Primer punto: observar la interminable
sequía, el pulso mentiroso de las bocas
que hablan, gimen y cantan mentiras y verdades
cuales quieran ellos.
Segundo punto: aceptar que todo eso no existe
y el tercero: mirar(me) y decir(les)
que las flores me dan asco
y la caridad me asesina.

(llantos o gritos: a elección)

Ella sigue ahí,
yo aquí,
ustedes allá,
conmigo,
cerca,
casi tocándome,
pero lejos,
y lejos de ella.

Cuando el tiempo se agote,
yo les diré: OH! hermanos,
vengan al baile,
al rito de la coronación
de los pobres,
al luto de vernos aquí y allá
como si fuéramos perfectos,
perfectos mentirosos,
y me muero de la risa
de mi mismo,
y me alegro por ustedes
y el mundo,
y me miro,
y te miro
y ella allá en sus sueños,
y mis besos y los de ella,
y los de ustedes!

Qué he dicho?
Adiós.

Ahora que somos los mismos,
animales desnudos y pudorosos,
ahora que soy tan afortunado como ustedes,
y ustedes tan miserables como yo,
ahora que nada puede impedir que nos miremos,
ahora que la nada es nada
y el algo queda para mañana,
ahora que me quedó esperando a que me exploten los ojos,
que la garganta me sangre
en el nombre de ella
y de la suerte que tengo
de estar lejos del que han hecho de mí,
y ustedes que son yo,
tal vez me persigan
y me griten
lo desgraciado que soy,
y tantas cosas más
que yo imagino pero no digo.

Yo les tapo la boca
y los acepto,
tal cual son,
hermanos míos
sin nombre ni rostro,
hermanos nada más,
benditos seamos! (por quién? no tengo idea)
Pero la fortuna es evidente,
salud!