Los asesinos de perros, la muerte y el hambre.

A éstas alturas -que no son tan altas-
todo lo "interesante" está sentado
en un abismo tan bajo,
que la desesperanza
en tantas personas
crece, crece,crece..
como la ira y la infelicidad del pueblo de Chile.

Para mi,
ahora es fácil comprender
a un adicto
a un psicópata,
a un triste
a un nada,
pero no a los felices,
sinceramente
no entiendo cual es la semilla
de la que nacieron los felices.

La miseria deambula por las calles
y en las mismas calles caminan los felices,
en las calles vive el hambre,
y por ahí,
satisfechos y obesos
pasan los felices,
los malditos felices...

Y yo camino entre ellos,
camino entre la basura
y el triste cuerpo de un animal asesinado,
tirado allí,
en la misma calle,
pero a un lado,
donde no obstruya el paso,
donde no obstruya mi paso,
donde no obstruya el paso de los felices...

Así camino,
miro y sigo,
con la garganta ardiendo
y sin lágrimas,
camino, a pesar de todo,
en paz,

Soy culpable entonces
y si no merezco la vida,
tampoco la muerte ideal,
merezco ser asesinado
junto a todos los otros felices,
para que los perros
y los pobres caminen libres,
nuca más con hambre,
nunca más muertos.
Se me podría reventar la cabeza en estos momentos. No hay locura, no hay gloria, no hay muerte ni vida. 

-Entre la conmoción angustiosa típica de todo domingo-

¿Qué nos falta? ¿ Cuál es el lugar seguro en donde sentarnos a mirar como pasan las cosas y como pasamos nosotros?
Esta conmoción es típica para muchos y nosotros no somos muy diferentes, de hecho somos iguales pero con una gota de realidad extra, una gota fría y cálida, incomprensible tal vez, mortal quizás. Nos faltan muchas cosas, incluso algunas que aun no descubrimos. Estás cansada lo sé, yo también lo estoy. Estoy desesperado, lo sabes, y tú...tú también lo estás, pero tú eres distinta, eres la primera lágrima que cae del ojo del universo, eres la lengua invisible que hace nacer los besos de todas la generaciones que han muerto y que han nacido buscando paz. Tú eres un torbellino de sangre que sale de la boca de todos los que erramos y te miramos desde aquí, tan lejos de ti, tan lejos... Por eso tu desesperación es distinta, por eso puedes sonreír mientras la vida de los locos normales se cae a pedazos, pero no son carcajadas las que salen de ti, son sonrisas, sonrisas tiernas mientras tus ojos avisan que vienes caminando hace siglos y que esta vez llevas la ventaja. Pero no la quieres. No quieres ninguna ventaja, porque te gusta el anonimato, el amor puro y el sacrificio.

Y yo estoy aquí al lado tuyo, sentado en un pedazo de suelo, mirándote, dejándote ser en tu exquisita existencia, dejando que pases tus manos por mi cara, dejando que te pares frente a mí y me digas "ven.." y nada más. Nada más necesito. Ya estamos atrincherados, tú y yo en el nudo que desata el caos; estamos listos para la guerra, esperando pacientes pero iracundos, sensatos pero desmesurados.

Allá vamos luciérnaga, allá vamos... No hay locura, no hay gloria, no hay muerte ni vida, y qué... No necesitamos nada de eso. Hoy las barreras están puestas, pero tu estás desde del otro lado diciéndome "ven.." y nada más. No necesito nada más.


Hoy salí otra vez, pero no se a dónde fui, tampoco se dónde me dejé, ni a quien me traje.

Cualquier palabra está condenada a vivir y a morir conmigo,
pero yo no se dónde me dejé,
así que el vacío es el escenario esta noche,

Amo mi juventud y odio mi destino,
soy la condena de tantos,
el elemento que a veces sobra,
pero que otras mata con su ausencia.

¿Dónde está mi vientre, mu cueva, mi metáfora más dulce?

Salí a caminar sobre pastelones infantiles,
la comedia ha durado bastante como para reconocerme,
y entonces...¿dónde?
DÓNDE!
...dónde?

El hombre llevaba los ojos bien puestos,
la poesía colgando de una mano,
un pie adentro,
y el resto quien sabe dónde,
dónde,
dónde....

Yo estaba ahí,
petrificado entre los observadores,
en un rinconcito del suelo,
con lágrimas artificiales,
leyendo un librito sin mucho don del optimismo,

Camino con la lengua, me callo mucho y escucho, eternizo el rinconcito y me desangro en él justo en el momento en que las luces se apagan y me miran los que ya se sacaron los ojos.
Aquí no hay nadie,
la habitación está llena,
pero no hay nadie,
veo mujeres y hombres hermosos,
veo tantos ojos,
la mayoría cansados,
la mayoría mostrando un color falso,
y falsas también las lenguas
y las risas,
perece ser que habemos tantos,
pero aquí no hay nadie,
todo se ha desvanecido,
incluso la cólera ha muerto,
la paciencia la ha asesinado.

Viene la inercia y la rutina,
se carnalizaron
y ahora vienen mortalmente lentas,
¿Cuántos levantamos los puños cuando había que ir a la guerra?
¿Cuántos le hemos cantado a la libertad con la boca llena de sangre?
¿Cuántos olvidamos los cantos?
¿Cuántos caminamos ahora moribundos
y erráticos en una tierra ajena?

Somos los invasores del útero universal,
algunos hacen menos daños que otros,
y otros saben como matar sin dolor,
pero somos los mismos,

Espejos rotos
esperanzados frente al reflejo trizado,
felices de ver nuestras sonrisas
agonizando en alguna de las trizaduras
y si!
esos espejos somos todos,
en el lado tranquilo de la vida,
ese lado donde la paz se criminaliza
y la injusticia y el hambre son ídolos díscolos...
que poco a poco
se convierten en dioses,
y ahí volvemos al inicio,
todos sentados aquí,
bajo un techo común,
un montón de gente anónima,
hombres hermosos,
mujeres bellas,
de alguna extraña manera originales,
pero pobres,
tan pobres.

Mal augurio, mal de altura, mal del miedo,
mal del mal,
él mal,
él,
yo.

...caminando hoy por caminos ajenos,
le descubrí la quinta pata a la libertad,
siempre pensé que sería difícil,
pero no,
desde la celda el mundo se abre y se libera frente a los ojos del reo,
la descubrí sin querer,
corriendo tan lento que me di pena
y sonreí,

el instinto no es el que nace del cuerpo,
por eso la sonrisa no existe en el mundo de los racionales,

dejé de caminar,
me cansé lo suficiente y me lancé,
me hice uno con el piso
y ahí comenzó la revelación,
un suspiro masivo me ahorcó
y la lengua del diablo se posó bajó mis pies para beberme,

cerré los ojos durante dos segundos
y luego me dormí,
la vergüenza llegó sigilosa y me acuchilló con su lengua
justo dentro del estómago,
fruncí el ceño y seguí caminando,
indiferente y sonriente,
el gran hipócrita,
el malo entre los buenos,
el gran hipócrita,
mal del miedo,
mal de altura,
mal augurio absoluto,
mal del mal,
él mal...
y yo....
la quinta pata es tragedia,
la libertad no existe,
la cuna es la eterna celda.