Los asesinos de perros, la muerte y el hambre.

A éstas alturas -que no son tan altas-
todo lo "interesante" está sentado
en un abismo tan bajo,
que la desesperanza
en tantas personas
crece, crece,crece..
como la ira y la infelicidad del pueblo de Chile.

Para mi,
ahora es fácil comprender
a un adicto
a un psicópata,
a un triste
a un nada,
pero no a los felices,
sinceramente
no entiendo cual es la semilla
de la que nacieron los felices.

La miseria deambula por las calles
y en las mismas calles caminan los felices,
en las calles vive el hambre,
y por ahí,
satisfechos y obesos
pasan los felices,
los malditos felices...

Y yo camino entre ellos,
camino entre la basura
y el triste cuerpo de un animal asesinado,
tirado allí,
en la misma calle,
pero a un lado,
donde no obstruya el paso,
donde no obstruya mi paso,
donde no obstruya el paso de los felices...

Así camino,
miro y sigo,
con la garganta ardiendo
y sin lágrimas,
camino, a pesar de todo,
en paz,

Soy culpable entonces
y si no merezco la vida,
tampoco la muerte ideal,
merezco ser asesinado
junto a todos los otros felices,
para que los perros
y los pobres caminen libres,
nuca más con hambre,
nunca más muertos.

2 comentarios:

Julie dijo...

Más empatía se hace urgente y menos individualismo.

Jana. dijo...

Viajé directo a Alameda. Deambula allí la felicidad con patas, las luces parpadeantes, los edificios impon(t)entes, in-mensos. Todo gris, dorado, azul o blanco. Colores básicos de la metrópolis que ceda. Alertas nos esperan, cuando saben que el tren lleno de pasajeros embroncados y con el corazón llameante, vamos viajando al nido del circo. ¿Cómo le vamos a robar su tranquilidad copiada? ¿Cómo vamos a llenarles de barro sus calles? El olor a pobreza y de libertad por ''no tener nada que perder'' detonan las balas. Mismas balas que rebotan en la espalda, mismas balas asesinas de los caninos fieles. Que arda la puta felicidad del morbo, de la instantaneidad. Que ardan con el fuego verdadero y no con el calor plástico del microondas. Que arda la puta ciudad cobarde, enceguecida, encarcelada con sus megas construcciones.

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