Hoy salí otra vez, pero no se a dónde fui, tampoco se dónde me dejé, ni a quien me traje.

Cualquier palabra está condenada a vivir y a morir conmigo,
pero yo no se dónde me dejé,
así que el vacío es el escenario esta noche,

Amo mi juventud y odio mi destino,
soy la condena de tantos,
el elemento que a veces sobra,
pero que otras mata con su ausencia.

¿Dónde está mi vientre, mu cueva, mi metáfora más dulce?

Salí a caminar sobre pastelones infantiles,
la comedia ha durado bastante como para reconocerme,
y entonces...¿dónde?
DÓNDE!
...dónde?

El hombre llevaba los ojos bien puestos,
la poesía colgando de una mano,
un pie adentro,
y el resto quien sabe dónde,
dónde,
dónde....

Yo estaba ahí,
petrificado entre los observadores,
en un rinconcito del suelo,
con lágrimas artificiales,
leyendo un librito sin mucho don del optimismo,

Camino con la lengua, me callo mucho y escucho, eternizo el rinconcito y me desangro en él justo en el momento en que las luces se apagan y me miran los que ya se sacaron los ojos.

1 comentario:

Martha C dijo...

Quién como tú.

Camina mucho y escucha, pues.

Saludos, querido Fabian.

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