Estoy cansado de la sangre y los círculos metafísicos,
estoy harto de la odisea existencial,
no sé nada,
no conozco mis tierras nativas,
ignoro la causa de muerte,
ignoro la causa de vida,

Hoy el cielo me ha coronado
rey de los invisibles,
el viento roza mi cara y las estrellas me observan
desde el otro lado, desde su cuna gris tan cálida tan hermosa,

salgo a la tierra desnudo como vine,
indefenso como vine,
inseguro como me hicieron,
salgo a la tierra con un puñal en mi lengua
y digo que no quiero,
rechazo el trono,
non serviam demonio mental,

he cavado el pozo más grande,
la tierra brota como sangre muerta
y yo le pongo la lengua
y trago las miserias que sembré,
no importa el destino,
no voy a ser más el esclavo amoroso,

declaro la guerra
a los ciegos imbéciles,
oh amigos míos,
han estado enterrados durante siglos
y yo no he deseado más que su redención,
no he añorado más que su libertad todos estos años,
entonces por qué se han llevado la mía?
por qué desaparecen ahora que la tierra tiembla,
por qué ahora que estoy desnudo y alucinando,

me voy a tierra firme,
me voy a la luna y sus excesos,
soy libre hermanos y hermanas
Apartar las manos, dejar que los otros se ocupen,
que hagan y deshagan,
que pinten el universo con sus mentes implacables,
que sean lo que sean,

la poesía es el universo paralelo,
profecía dudosa,
verdad mentirosa, quien sabe,
la poesía teje con sangre un lenguaje invisible,
nadie la ve,
nadie la encuentra,
tal vez porque en su búsqueda mueren los pájaros del alma,
o porque su encuentro provoca quiebres universales dentro de una pura cabeza,
en un puro corazón,

soy un bestia ciega dando vuelta en círculos,
siendo apenas porque ser se ha vuelto una odisea para serpientes sigilosas,
yo tengo manos grandes y huesudas,
boca de pajarito en nido,
mi voz no se impone ni provoca huracanes,
soy un pétalo que cae lentamente,
una esperanza apenas vista cayendo en la última palabra del día,

de pronto desaparezco y me veo nadando en lenguas ajenas,
mi corazón arde en ira amorosa,
ardo entero porque no distingo las bocas,
ni los pechos vulnerables,
me veo andando por rutas antiguas,
cantándole al viento que pasa y nunca vuelve,

me digo: aparta las manos,
déjate ir,
búscate después que el mundo reaparezca,
bésate en la sombras
y juzga,
desde ahora juzga.



Todo se detiene, un vacío involuntario llega y se instala, las vidas vividas explotan y aparecen los vasos vacíos. Quiero preguntar dónde están, por qué no vienen, quién les comió la lengua. Quiero preguntar tanto y mente tan en blanco, yo tampoco tengo lengua, pero ojos me sobran, ojos traicioneros que miran más de lo que ven, y yo tan desapercibido, tan anónimo con en las peores guerras.

Ayer salí del cascarón y me vi todo ensangrentado,
busqué la herida, me puse de cabeza,
atravesé los mares de la conciencia,
y nada,
no hay herida que sangre,
no vino la muerte ni sus sirenas,
somos lo de siempre,
algunos con sus mañas secretas,
otros con las carne expuesta,
algunos parte de la masa seductora,
otros viajeros errantes,
los mismos, con más parches, con más lágrimas,
con más risas tiritando entre los dientes

Dónde están las bocas que juraron amor eterno?
partieron lejos de aquí?
acaso se mueven permanentemente entre las rendijas del olvido?

Busco los cuerpos caídos
y te encuentro allí semi-viva,
y me encuentro haciendo fila para unirme al carnaval,
para ser la piedra que rompa las ventanas,
busco y me encuentro entre vidrio molido, palabras muertas y lenguas cínicas,

Me declaro señor de los silencios y del olvido,
profanador de amores y odios ajenos,
viajero estático,
la boca semi abierta de mis más hermosos temores,
me declaro sombra continua, ritmo frenético en alta frecuencia,
me miro y no veo,
todo se vuelve movedizo,
las calles, el cielo, mis manos,
la gente, el olor, 
todo se mueve por rutas impropias,
todo alcanza su punto máximo en la caída de algún otro,

Todo avanza, el vacío involuntario a sido desterrado,
el puño vibra con los vientos de libertad que habitan en mis sueños,
y yo, engendro de las confusiones,
me pregunto si alguna vez la distancia será comprendida como acto de amor incomprensible.



En estos días de neutralidad, las olas cálidas se asoman tímidas,
vienen a tocar mi puerta y preguntan, siempre preguntan si pueden entrar,
y yo no digo nada, solo miro y espero,
y todo desaparece,
y me encuentro solo mirando la infinidad de posibilidades,
trazando una línea de fuego para que nadie entre,

entonces cierro los ojos,
dos segundos,
los abro y el mundo está incendiándose,
las olas cálidas se han ido,
pero escucho su carcajada tímida retumbando en mis oídos,
como si la paradoja fuera la vida y el ser humano la piedra que  se quema
y que sirve para ser lanzada,
pateada,
admirada, filosofada, y etcétera, etcétera.

Nuestros pies no han dejado de moverse,
caminamos como siempre lo hemos hecho,
pero esta vez, esta temporada
los pasos que damos dejan huellas negras en nuestros propios caminos,
estamos saliendo de la ruta segura,
no hay más que ver aquí,
no hay más que sufrir aquí, nuestra fortuna se está acabando,
debajo de qué nos metemos,
a cuál origen corremos?

Y cuando digo que no quiero oír nada, soy sincero,
y eso no quiere decir que tu lengua no haga lo suyo,
mis deseos llevan siglos ocultándose,
soy un masa que camina, que se mueve por los orificios
que deja la risa y las lágrimas en los tiempos olvidados,
he venido a buscarme, a buscarte,
a buscarnos,
y aquí me encuentro con este orden
tan muerto que se me revientan los ojos,
y te busco entre las sombras
y tú estás sin ojos también,
como si nuestro destino fuera perder la batalla
sin siquiera haber besado al enemigo,

Pero no nos quedamos quietos,
no nos asusta la fatalidad del orden,
somos pacientes observadores,
guerrilleros sin rumbo,
actuamos desde la fila de los exitosos
y nos cagamos de la risa
mientras se derrumban los sueños colectivos,
tus cadenas cesan,
también las mías,
miramos al cielo
y vemos que llueven cuchillos,
tu abres la boca y yo te imito
con un torbellino histérico sacudiendo mis entrañas,
con esa delicadeza psicótica que es el encuentro con la muerte,
pero no hay fin, los cuchillos entran por nuestras bocas
y bailan con nuestras lenguas,
la sangre corre por la calles,
por los techos,
brota por las alcantarillas,
el caos mueve los pies y los ojos civiles,
mientras tu lengua y la mía bailan
borrachas de muerte y de vida.