Apartar las manos, dejar que los otros se ocupen,
que hagan y deshagan,
que pinten el universo con sus mentes implacables,
que sean lo que sean,

la poesía es el universo paralelo,
profecía dudosa,
verdad mentirosa, quien sabe,
la poesía teje con sangre un lenguaje invisible,
nadie la ve,
nadie la encuentra,
tal vez porque en su búsqueda mueren los pájaros del alma,
o porque su encuentro provoca quiebres universales dentro de una pura cabeza,
en un puro corazón,

soy un bestia ciega dando vuelta en círculos,
siendo apenas porque ser se ha vuelto una odisea para serpientes sigilosas,
yo tengo manos grandes y huesudas,
boca de pajarito en nido,
mi voz no se impone ni provoca huracanes,
soy un pétalo que cae lentamente,
una esperanza apenas vista cayendo en la última palabra del día,

de pronto desaparezco y me veo nadando en lenguas ajenas,
mi corazón arde en ira amorosa,
ardo entero porque no distingo las bocas,
ni los pechos vulnerables,
me veo andando por rutas antiguas,
cantándole al viento que pasa y nunca vuelve,

me digo: aparta las manos,
déjate ir,
búscate después que el mundo reaparezca,
bésate en la sombras
y juzga,
desde ahora juzga.



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