Qué le pasa al mundo que los pájaros negros ya no vienen a cantarme! ¿Qué le pasa a la existencia que los tragos amargos me parecen, por primera vez, demasiado amargos? Pienso de pronto y revalsado de escalofríos - ¿Será que siempre estuve loco y ahora me sané?- Pero luego, el eléctrico temblor de un escalofrío disidente me lleva de vuelta a mi planeta y escucho esa voz, mi voz, que me grita colérica pero armoniosa: "¡La locura feliz de los tragos amargos!/ el viento frío que te calienta el corazón/ el mundo hecho un cubo girando en uno de sus vértices, ¡ebrio! borracho de irracionalidad/ Los pájaros negros siguen cantándote.../ ¡Mira!/ Los has resignificado
Y todo sigue; tan efímero
como siempre y como nunca;
el ritmo de mi verbo encontró
su vaivén primitivo,
y el solitario tronco en donde vivo,
se transformó de pronto
en el techo obligado que hoy
me devora las ganas de tener ideas
Quiero hablar como ese que brinca
sobre las heridas universales y
que canta con la furia sublime y efímera [nunca muerta],
las fugacidades de la existencia,
Ese que va riendo
mientras la lluvia negra envenena
las carcajadas del mundo
Tengo el corazón ardiendo en espacios vacíos,
vibro con la lluvia invisible que cae de las bocas tímidas,
me empapan las ternuras y las penas,
entro y salgo de mi razón fracturada,
con este pedazo de vida que me empuja hacia la muerte.


Esta tarde la grandeza se hace pequeña
y junto a ella,
mi corazón golpeado por el ruido irreparable de la verdad
se hace pequeñito,
se hace suspiro silenciado
y me engaña, me toma de las manos
y me deja girando entre los ojos dulces que me miran
sin avisarme nada,
como si yo fuera eso que está detrás de lo que existe…


Aparezco de pronto y me planto aquí,
junto a todos ellos que hace algunos siglos
me parecían tan extraños..


¿Y dónde andas tú? ¿Arrasando la normalidad asesina con tu cuerpo lleno de terremotos y 

verdades sueltas?
¿Dónde andas? ¿…Masticando acaso el recuerdo tierno de nuestro pasado tan feliz, tan triste, tan triste-feliz..?
Llego aquí casi sin manos, con la punta de la lengua buscando una boca que no existe en esta tierra, abusando de los mundos nocturnos para encontrarme con la imagen de lo que, supongo, es la proyección de temores y odios, ambos juntos en una unidad que no puede ser más que el deseo. El deseo, si... deseo... no tengo idea qué es eso ni tampoco qué dimensiones abarca, pero cómo tira! tira tanto tanto que incluso los rencores más profundos se enternecen y me cantan al oído que olvide, que olvide y siga cantando... Me siento sobre el frío cemento, como cachorro ensangrentado a observar como se caen los planetas, y pienso tanto! Pienso en la lluvia que no ha venido a vernos y en las carcajadas subterráneas que nos dimos, tu yo ella él y tantos y tantas otras, en este tiempo maldito que no explica nada y lo consume todo. Y digo que estoy sin manos porque es la pura verdad, la acción se sustenta en lo que mi subjetividad permite y hoy las barreras están tan altas que incluso las fantasías se vuelven líquidas y entonces la vida misma se hace espejismo dulce y sin salida. Y ahí voy, ahí vamos todos, algunos sin saberlo aun pero qué importa, el cielo se abre cada mañana y bajo él los cachorros hambrientos buscamos la ciudad de los libres, la belleza y el caos investido de orden, para vivir, para ser, para morir, para lo que sea, pero libres y primitivos, libres y primitivos.
Ay amor,
por qué apareces así de pronto,
con la cara llena de culpas,
con la sonrisa sobreviviente de guerras,
y con tu ternura saliéndote por todo el cuerpo!

Por qué apareces así sin más,
justo ahora que se me cae el corazón a pedazos,
justo ahora que mi boca tiende a comerse las otras bocas,
justo ahora que el abismo es dulce
y tu cama la gloria más prohibida!

Te culpo y no te culpo,
quién podría entenderlo,
te culpo porque me escupiste en la cara
y no te culpo porque tu existencia es más que todo esto!

Sin embargo,
yo estoy aquí,
con el corazón marchito,
esperando que el tiempo traiga más tiempo,
o que el mundo desaparezca
o que yo me transforme en pajarito
y vuele eternamente y sin consciencia
sobre tu sonrisa melancólica que aun
lo destruye y lo reconstruye todo...

Me pregunto cómo!
y el universo me agarra a piedrazos,
así que incendio mis versos esquizofrénicos
y me entrego a la calidez de los atardeceres de invierno,
que ellos me endulcen,
que ellos me llamen loco!
Abarcaste demasiado, sin saberte ni tocarte, sin siquiera encontrarte en mi ruta sangrienta, llegaste indiferente y te transformé en amuleto de deseo, como si fueras algo que llegó para mi deleite y ansia de desafío. Que hipócrita soy; me desvisto en nombre de la locura; ¡me proclamo vidente de lo sin sombra! y de pronto me veo cosechando miserias maquilladas de pasado sin futuro.

Salgo al mundo con mi trofeo de arena, regalando carcajadas, tan infame, tan contento. Salgo sin zapatos a existir desde las piedras, desde las colillas; y desde ella que se ahoga en las cenizas dulces de nuestro nido metafísico. Salgo con la lengua pegada en la frente, a [tratar de] decir sin palabras que la lluvia nos sale por la boca y aun así la sequía nos acuchilla.

Pobre de mis fantasías congeladas en los años del libertinaje infantil, ¡pobre de mi que nado en un mar de piedras! ...Tan fácil que es mirarse desde el ocaso terrible de el sufrimiento sin culpas, desde la piel de la víctima ¡¡¡¡ay!!!!! pobre de mi desdichada existencia que aun no se entera que el agua es líquida. Antes no se veía tan lógico: la lengua pegada en la frente: "el clímax de la [falsa, terriblemente falsa] libertad".

Resulta que se me olvidó que la lengua no va en la frente; la saliva me inundó los ojos; el victimario se mira el espejo y se descubre víctima...Y la vida sigue, y ahí vamos oooootra vez.

Así que tú eres el ornitorrinco. Ilógica insuprimible porque la belleza se te sale por todos lados. Te veo pasar por las calles de mi castillo en ruinas, caminas indiferente y yo con mis otros ojos te reconstruyo y te hago amuleto. Debo dejarte ir entonces, dejarte y dejarme y no convertirte en objeto, no triturar mi voluntad en fantasías donde tu eres nido y yo pajarito sin alas.
Te ando buscando, te ando siguiendo, te ando besando los contornos de tu ira impredecible, y por más que te sigo y te persigo, tu lúgubre mirada se cambia de flor cada vez que me persigo la cola en mi afán sinsentido por enamorarme del mareo. Te busco golondrina de alas curvas, te busco en tus vuelos circulares, te busco en el pedacito de viento que dejan tus alas cada vez que revoloteas por aquí; te busco maldita de los besos negros sublimes encantadores iracundos, te busco para que me explotes en la boca y yo te tiña de risa y llanto; te busco para que desaparezcas mientras me persigo la cola, para que cuando yo despierte tu estés dormida, y para que me busques alguna vez y yo te encuentre contando pasos perdidos, silbándome la vida, besándome la nada.