Y tengo un universo en mi cabeza,
pero solo por las noches se escurre por mi boca,
ni me avisa,
ni le puedo avisar que duerma conmigo,
y que me despierte al otro día,
para poder acomodarlo en el papel.

Entre las sábanas,
y las estrellas,
ahí duerme mi mente,
sin siquiera el respaldo de la tinta,
ni mucho menos un papel que la arrope,
ni un lector que cumpla sus sueños.

Antes que la musa blanca,
asome su nariz,
ahogo mis venas y trato de morir en un sueño múltiple,
un sueño lleno de caminos,
para perderme,
y no sentir al otro día,
que asesiné al poeta que grita en mis entrañas.

Pero nada de eso es posible,
los intentos son flechas con puntas de amor,
el daño que hacen,
es daño porque me rompe el sueño,
y nada más.

Soy yo el asesino entonces,
yo y mi miedo a los que aparecen de noche,
esos que se roban los pedazos de insomnio que me quedan,
y tejen sustos con ellos.

Así muere el poeta,
queda en el olvido,
en los sueños sin recuerdos por la mañana,
Olvidado,
Quemado,
Sucio,
Triste,
Olvidado.

Sangre mía,
Tu que no eres de otro,
porque otro te hubiera derramado,
antes que yo,
sangre mía!
tu que me traicionas cuando menos debes,
quédate esta noche,
y bebe de mi copa,
háblame de tus miedos,
flagélate al amanecer,
no hay otra luna que la mía,
porque dejó de ser tuya,
el día que me dejaste dormir en paz.

1 comentario:

Jana. dijo...

Generalmente pasa que cuando está oscureciendo una/o piensa más las cosas, llega mejor a las conlusiones, pero ya estamos cansados y sólo queremos o podemos dormir, sin siquiera escribir lo que estábamos pensando en ese momento... lo malo es que cuando despertamos, no nos acordamos de nada; raro, no?


Como siempre, me dan ganas de que no termines de escribir, que sea eterno... Pero eso no se puede, sería un abuso xd Saludos Fabián, un gusto leerte :)

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