…Así viven en estos lados, pareciera que sin temor a nada; sin remordimientos demasiado profundos; sin algún tipo de histeria, sin nada de esas cosas oscuras que vienen de otros lados en donde abunda el cemento, el humo ahoga el cielo y la corrupción es la religión.

Alza tus manos,

Herrero del infierno,
deja tu hoz,
enterrada en la carne,
y ven a la tierra,
a beber del pasto.

Pareciera como si estuviéramos pisando otra tierra, un verdadero paraíso, sin más límites que los antepuestos por la misma naturaleza. El cielo aquí se viste como quiere cada día, y lucha a sangre fría con un sol, que a diferencia de la ciudad, es ciervo sereno, sumido a los pies de su amo y señor, el cielo.

Ven aquí,

Vida mía,
entierra aquí tu finos dedos,
déjate caer en esta tierra,
mi rostro,
mis manos,
mi pecho,
todo es parte de las flores.

Espero sereno,

Que apoyes tu cuerpo,

en esta tierra,
que me ha robado el corazón,
espero sereno,
que te dejes caer en este paraíso,
que por mera astucia,

he conquistado,
no por ambicioso,
sin ganas de ser rey,
he robado los cielos de esta tierra,
para que cuando vengas,
seas parte de las flores,
seas el viento frío que hace nacer romances;

Seas la reina,

solo tú,

la reina,

solo tú.

1 comentario:

Jana. dijo...

Aunqe yo viva en "los lados donde abunda el cemento", se puede ver, después de a lo menos 15 años, una belleza poco nítida, poco explícita, pero está. Por supuesto que nunca tan mágicos como en donde vive el "ciervo sereno"; como siempre, un agrado leerte.

Saludos.

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