Sucede que dentro de todo esto que algunos llaman mundo y otros vida, existen tantas posibilidades de ser: frente al que mira, frente al que ignora. Y claro, en cuanto la posición personal cambia, entonces cada forma de mover: la boca, el cuello, los ojos, las manos, los pies ,cambia ( y siempre cambia). Curioso, porque nadie espera mirar cosas que no puede ver.

Hace un par de noches, caminando por esos lugares cerca de casa y lejos del hogar, me encontré con alguien, que sin edad, género ni nombre me dijo: Allá tú, pero no vengas después con los ojos llorosos a preguntarme el porqué, así es la cosa no más, la vives o te vives tú.

Y ahí va la solución a todo este problema de identidades que se ve tan seguido por estos lados: que ESE era uno,antes, cuando no nos conocía y que ahora es un personaje que salió de alguna noche bohemia con miedo a no ser aceptado; que ESE otro antes era un genio y que ahora es un pedazo de hombre con la boca muda y la lengua tímida.

Sucede que dentro de todo esto, a lo que yo no llamo ni mundo ni vida, estamos todos, juntos a veces, solos la mayoría del tiempo, con los ojos abiertos o cerrados, da igual. El mundo y la vida me han llamado: hombre(...) Y yo a veces no se quién soy.

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