S: "-Yo alguna vez estuve con ellos, otras... con ustedes. La mayoría de las veces he estado con ustedes. Sí, con ustedes, los que posiblemente ( pues deberían hacerlo) están recordando ciertas cosas, nada grave para mí, ( y no es por esto que escribo esta carta); con ustedes que de seguro me han visto en algún horizonte imaginario. Con ustedes... acuérdense sin prisa, pero acuérdense. A mi realmente no me complica el hecho de que no quieran recordar, o que simplemente no recuerden, como yo lo hago con tantas cosas, sin voluntad consciente, pura naturaleza, perfecta o imperfecta, naturaleza al fin y al cabo. Así he sido yo, un animal sin raza, cubierto de pieles artificiales, con poca memoria, temeroso, un idiota tantas veces, en fin, naturaleza-humana de la más hedionda que existe en estos tiempo de pedorrea invisible constante y global. Como decía. a mi no me complica el hecho de que no se acuerden, me complica algo que les parecerá una soberana webada. Me complica que hace unos días, sin terapia ni pensamiento alguno, mis preocupaciones y angustias tan románticas acerca de ustedes, compañeros de viaje, hermanos (algunos) !, se han transformado.-"


1 comentario:

Jana. dijo...

Cómo -nos- corrompe la plasticidad. A veces esa transformación se evidencia en el espejo, aunque nos cueste verlo. Pero más escalofriante es cuando un otrx nos da cuenta de ésto. Y es que es tanta la capacidad de enceguecernos, que una cachetada de no-reconocimiento llega a ser hasta ridícula. A veces esa transformación monstruosa y silenciosa viene de mucho más adentro de lo que quisiéramos imaginar.

( No sé si ibas hacia donde me llevó tu texto y que no supe explicar. No sé si sea necesario explicarlo ).


Extraño esas conversaciones, compartidas con un cigarro, a la distancia.
Un abrazo tremendo, Fá.

Publicar un comentario

Viajeros en la luna de Vathé