El cielo tapadito de nubes, la brisa colérica se pasea hermosa por la ciudad,
nadie afuera,

el día recién empieza,
los vividores están listos,
se miran al espejo, sonríen,
queda poco para que los pechos se unan y exploten,

me alegría se para confusa, se mira, los mira,
no entiende,
entonces sale a mirar el cielo gris,
y la sonrisa se le escapa como si la fuerza del todo residiera
en las sorpresas que da la nada,
el viento le corta la cara,
las calles están vacías,

los días se han invertido,
tanto carnaval y tan poca consciencia,
quién identifica la realidad que nos masacra?
dónde está la ira y el resentimiento que debe encender las llamas
de este circo de esclavos ciegos?

1 comentario:

Jota A. dijo...

La ceniza se nos va escapando de nuestras manos.
Cuando el destierro se nos hace amigable, cuando los rostros aparecen y se esconden detrás de la maleza, cuando comenzamos a tomar manos que terminarán siendo cortadas, pero no por nuestra decisión, sino que por el exceso de mesura pública. Ese asco infortuno, que nos arranca desde el vientre cualquier capacidad de reacción.
Ni idea hacia dónde se escapó, dónde se escondió.
Tal vez sí qué fue el arrebatador, quién fue el ladrón de la acción.


Saludos y cariños enormes, Fá.

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