Sigo los pasos perdidos, tomo la ruta del desastre y las sonrisas cálidas, estoy colgando de cabeza, desnudo y vulnerable, ¿dónde están todos los que me regalaron tantas palabras hermosas?

No puedo liberarme si mis manos me siguen tomando como objeto, las letras caen como gotas malditas sobre el techo inexistente que protege mis noches. Pienso, miro, pienso en tantas historias, tanto pasado acumulado en pasajes olvidados, tantos besos arrojados al mar de las promesas rotas.

Estar aquí, en esta posición y con esta palabrería, me hace entrar en razón. Entonces tomo los sacrificios y los dejo ir.
Estoy en paz, buscando el desorden, la compañía ingrata, a ustedes que alguna vez me escucharon.

Sigo aquí, traspasando eras, mi condena es el recuerdo y las imágenes difusas. Me dejo ir con la corriente inviable, me abro al mundo egocéntrico y sus placeres mortales.

Cuando el ciclo se complete, pasaré mis dedos por los labios universales y la sangre me bañará como sacrificio último en esta tierra incoherente, donde las manos amigas se desdoblan y tapan la cara.


1 comentario:

solange peyruc dijo...

Genial. Sentimientos recurrentes de la realidad totalmente efímera.

Besos!

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