A dónde vamos, si no es a la explosión?
Tengo la amargura pegada en la garganta.
Llega a casa el silencio,
se recuesta en el piso
y comienza a moverse
despacio, iracundo.
Despierta de un salto
el hombre que sueña,
y
llora un rato,
antes de volver a dormir.
Rompe el vidrio
con los dientes!
y escupe la sangre
sobre las demás bocas,
el canto se hace insoportable,
danzan las furias.
Despierta el hombre!
nuevamente abre los ojos,
empuña las manos
y saca de su lengua
un ramo de flores.
Y las flores
lanzan sus espinas,
rojas, negras y blancas,
dan vueltas en la cabeza del hombre,
que mira al mundo
y lo dibuja en el techo.
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