Después del caos vienen las sonrisas, típico. Y llega a dar risa. La atmósfera hace que la primavera misma se pose en nuestros rostros. Los colores, la birsa, el olor a vida, bla bla bla.
Hay algunos que son expertos decoradores de ambientes. Después del caos no existen, ni pueden existir la sonrisas, a menos que la mueca, el ademán correspondiene a la alegría se extinga y deje en este infierno a su heredero. De otra manera, un poco más real, es imposible.
Muerte a los oradores de la hipocrecía.
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Viajeros en la luna de Vathé