Hablar de la soledad debería ser demasiado fácil para alguien que jamás la ha tocado. Y así con el montón de cosas, por coincidencia mortales, que el mundo parece conocer a la perfección. Entre las tinieblas y las mentes psicóticas -según los que saben- se encuentra una razón más para -no- desesperarse, la elección es tan ítima como la última meada de la vida. 

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