A estas horas y con el este frío,
solitario entre paredes y gritos,
errático y vagabundo,
odiándome por dejarte ahí
en el tren de los asesinos.
La noche es cuna nuestra,
a la deriva de mi lengua
te invoco a la vida,
pero eres la muerte,
el único puñal que no quiere cortarme.
De mi sangre sucia salen las quejas,
del poeta que olvida a su engendro
y lo llora con poesía,
como si eso fuera la cura a la muerte,
tu eres la muerte,
poema maldito,
devuélveme la sangre.
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1 comentario:
Hola muchacho, me encantas como escribes, no se si te lo dije antes... en fin, espero que estes super, hace mil que no hablamos besos!
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