Han llegado con pan, circo y un par de comediantes...

Los discursos nos colman, los oídos, las lenguas, cada parte de lo que nos queda de cuerpo. Todo tan hermosamente arruinado. Tu y yo, él y los otros, tramando como hacer para no derramar las ganas en los baldes de inconsciencia. El silencio de la noche nos engaña, nos hace creer que somos todos distintos dentro de nuestra inmensa igualdad. A veces se caen las lágrimas y las confundimos con sonrisas. ¿A caso hay veces en que todo está al revés? debe ser que vivimos al revés, sin una línea que nos guíe a la eternidad que tantos añoran y que otros detestamos, por llevar la contra o por miedo. 

Sin nada bajo los dedos,
todo lo que moja
viene de nosotros mismos
aquí,
en esta tierra,
algunos milenios atrás,
con los mismos nombres 
y las mismas caras.

Cuánta realidad echada a perder,
cuánta tristeza convertida en risa,
los niños que ríen por reír,
las letras viejas y no leídas
que lloran aquí
y no sirven para la construcción.

Cabeza de cemento,
casco de carne,
arriba están los muertos,
tejiendo con nosotros
las utopías malditas,
malditas!

A veces los contrastes son la prueba viva de la inocencia, del sueño y de los días pasados, con palo y sin comida. Si la mano del hombre alimenta. Dios salve a los cretinos muertos por comer del piso.  

1 comentario:

Jana. dijo...

Cada vez es más efímero la promesa de una reconstrucción, de una vida-buena. A los mismos de siempre nos ningunean, engañan por un sólo kilo de azúcar; nosotros, los de siempre, que nos creemos astutos, nos siguen metiendo algo más que sólo el dedo en la boca.
Agradezco leerte y darme cuenta que esta realidad fantástica desaparecerá (algún día), que no estoy (estamos) solos, que aún nos queda toda ua vida por luchar.

Un abrazo, Fa.

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